Por: María Victoria Robladillo Cairo.
La crisis financiera internacional de los últimos dos años ha reforzado la importancia de la aplicación de políticas anticíclicas, esto significa, defender el empleo y desarrollar el financiamiento para facilitar el consumo, en consecuencia incentivar la demanda y activar la economía que permitan reducir los efectos adversos ocasionados en el sector real y financiero; en especial, en los países emergentes. En particular, la expansión del gasto fiscal plantea la oportunidad de desarrollar infraestructura.
La infraestructura genera empleo, mejora la competitividad de un país y la calidad de vida de sus habitantes. El desarrollo de la infraestructura origina externalidades positivas, que permiten a las empresas ser más eficientes, competitivas y contribuir al desarrollo económico del país; no obstante, lo más resaltante es que estos efectos se prolongan en el mediano y largo plazo. Por ello, muchos especialistas coinciden en que la mejor política económica para combatir el ciclo económico es la inversión en infraestructura. Entonces, se puede considerar que hoy, analizar la capacidad de un país para desarrollar proyectos de infraestructura equivale a analizar su capacidad para enfrentar una crisis.
Organismos como el Banco Mundial y el FMI señalan la importancia de la inversión en infraestructura, para lo cual analiza las políticas y medidas necesarias para alcanzar los Objetivos del Milenio, entre los que se encuentran el combatir la pobreza y alcanzar un mayor desarrollo. Asimismo, se establece que es necesario un incremento sustancial de la inversión en infraestructura. El informe indica, además, que los países de ingresos bajo y mediano bajo deberían incrementar posiblemente al doble su gasto en infraestructura (incluido la inversión más la operación y el mantenimiento). Esto significa que las naciones de ingresos bajos deberían aumentar sus inversiones en infraestructura de 3,5% a 5% del PBI, mientras que las de ingreso medio bajo deberían hacerlo de 2,5% a 4% del PBI.
Las necesidades de infraestructura varían en forma dinámica, a fin de sostener una oferta dirigida a un mercado global y continuamente competitivo. En tal sentido, requiere un impulso permanente, así como los mecanismos que promuevan su realización de manera sostenida. Dichos mecanismos, sin dejar de ser rigurosos, deben conducir a la concreción de compromisos de inversión crecientes. De otro lado, la inversión en infraestructura no solo debe ser responsabilidad de los Gobiernos, sino que también debe ser asumida por el sector privado, obviamente con condiciones que resulten atractivas.
En el contexto de post crisis, tanto la inversión privada como la inversión pública, desempeñan un rol importante para lograr una rápida recuperación económica. Sin embargo, en nuestro país, la velocidad y los montos de inversión, específicamente la inversión en infraestructura, están muy por debajo de los requeridos para permitir una adecuada velocidad de crecimiento económico.
No obstante, la complicación para invertir en infraestructura no está en la ingeniería técnica que permite construir el puente, el puerto o la refinería. La mayor dificultad está en la ingeniería financiera que se requiere para atraer la inversión que el proyecto necesita; en la creación de modelos de negocios detrás de cada proyecto, que asegure su rentabilidad; y en un marco legal adecuado, que brinde seguridad a los inversionistas de que se respetarán los acuerdos. El problema en América Latina es que ha sido poco exitosa en resolver estas dificultades. Es por ello que su inversión en infraestructura apenas llega a un monto equivalente a 1,3% del PBI, cuando el mundo está en 2,2%.
Es de prever que los resultados que arroje(n) el(los) modelo(s) sean favorables para incentivar un mayor nivel de inversión en infraestructura, porque así lo demuestra la evidencia empírica.
La pregunta que debemos hacer los peruanos y buscar responder es ¿en cuánto se incrementaría el PBI de nuestro país si se lograra un aumento en la inversión en infraestructura?, es decir, ¿cuánto deja de crecer nuestra economía por no invertir un monto mayor en infraestructura? Preguntas y respuestas que deben hacer los gobernantes de turno y dar a conocer en forma trasparente y objetiva el crecimiento económica de nuestro país así como las inversiones por una cultura de trasparencia y equidad para todos los peruanos.
La economía peruana con marcados índices de pobreza, cuyo Producto Bruto Interno (PBI) per cápita crece a una tasa de 1.6% durante los últimos 50 años, pasa de mostrar una regularidad estadística en sus números a tener un síndrome causante de la profundización de la precarización de la vida en nuestro país. En este contexto, el crecimiento económico, resulta indispensable para mejorar la calidad de vida de la población.
En base al Reporte de Competitividad Global 2009-2010, países como Chile, México, Uruguay, Brasil y Argentina han alcanzado una mayor calidad de infraestructura y, por lo tanto, presentan un mayor PBI per cápita . El Perú aún se encuentra en el tramo intermedio medio es decir, aún presenta una baja calidad de infraestructura, que conlleva a un menor nivel de PBI per cápita. Asimismo, se debe considerar que invertir en infraestructura genera un efecto multiplicador, de esta manera, logra externalidades positivas en diferentes sectores de la economía.
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